Cerveza trapense

Pese a los intentos por mantener los requisitos mínimos para que una cerveza sea considerada trapense, la escasez de monjes hace peligrar su continuidad.

En los últimos meses, diversas organizaciones europeas desarrollan mecanismos para que la cerveza trapense no se extinga, sin embargo, se enfrentan a un gran desafío: la escasez de monjes.

Para que una cerveza trapense sea definida como tal debe elaborarse dentro de la abadía, o en las proximidades de ella; la recaudación tiene que estar destinada para los monjes, para el mantenimiento del establecimiento y para donaciones especiales; y necesita que sean los monjes quienes la elaboren. Los monasterios de Europa se están vaciando, dado que los monjes envejecen y son cada vez menos las personas que tomen los votos para reemplazarlos.

Cerveza Bélgica

Entre fines de 2020, una cervecería trapense volvió a producir birra tras casi 100 años, gracias a un gran esfuerzo de una fábrica de Bélgica. Cabe recordar que estas cervezas están protegidas por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Todo se remonta a junio de 1920, cuando los monjes trapenses de la abadía de Saint-Remy realizaron su primera “cerveza fuerte” al público. Tres años después pararon la producción. Sin embargo, Gumer Santos, integrante de la planta cervecera anunció que sacaron, casi cien años más tarde, una Trippel “extra rubia”. La birra se realizó con la receta de esa misma época.

De acuerdo a lo declarado desde la fábrica, la cerveza trapense debería de estar en los supermercados, con una producción limitada y a la espera de la opinión de los fanáticos para “hacer algunos ajustes eventuales, para mejorarla aún más”.

monje

Ante esta novedad, la agencia de noticias pública de Bélgica definió que “el futuro dirá cuál habrá sido el mayor logro de este miércoles 30 de septiembre de 2020: la composición de un gobierno federal o el lanzamiento de una nueva cerveza trapense desde los muros de la Abadía de Rochefort”, fundada en 1230.

Esta nueva cerveza de triple fermentación fue llamada “Triple Extra”, tiene 8,1% de alcohol y se comercializa en botellas de 330 centímetros cúbicos a un valor de entre 2 y 3 euros cada una.

La elaboración de estas cervezas está a cargo de integrantes de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia. Esta misma es también llamada Orden de la Trapa, una comunidad católica que practica la Regla de San Benito. “La abadía se adapta a las técnicas. Tenemos un material que ofrece mucho rendimiento. Nos mantenemos a la vanguardia a nivel de nuestros equipamientos”, añadió Santos.

cerveza trapense

La fábrica se sumó a las otras dos que elaboran cerveza trapense en el sur valón de Bélgica, junto a Chimay y Orval. Las otras tres fábricas del mismo estilo se encontraban en el norte flamenco y eran Westvleteren, Westmalle y Achel.

Esta última, lamentablemente, perdió el sello oficial de cerveza trapense dado que el último monje que se encontraba en la abadía Notre-Dame de Saint-Benoît de Achel se trasladó a la de Westmalle. Entre todas las fábricas se producen unos 56 mil hectolitros anuales.

Cerveza sin alcohol

Por si esto fuera poco, la pandemia de coronavirus complica las cosas: hoy en día quedan unos cien monjes en Bélgica y una gran parte de ellos tienen una edad avanzada. Las recetas podrán quedar, pero el diferencial que le daba el sello a una cerveza trapense se podría extinguir, al igual que la Orden.

Por Alejandro Tellería

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