Más que un estilo, la cerveza SMASH es un desafío para los cerveceros que tendrán que hacer birras con cierta limitación en el uso de las materias primas.

Me encontré revisando blogs y foros de Estados Unidos en esta búsqueda inquieta por descubrir técnicas y referencias que, por su historia en el mundo craft, siempre están varios años adelantados. Grata fue la sorpresa de encontrar algo nuevo, casi siempre como fue el caso de la NEIPA o de la Cold IPA, y en esta oportunidad me llamó la atención las siglas SMASH dentro de un texto que hace referencia a Single Malt And Single Hop, que en su traducción significa «Una Sola Malta y Un Solo Lúpulo». Allí, se hablaba de una cerveza elaborada justamente con estas características, y como buen curioso, me di a la tarea de investigar más.

Quizás aparenta ser una cerveza de una gran simpleza, pero la realidad es que nos encontramos ante un desafío, que nos invita a utilizar todas las técnicas y procesos conocidos para obtener la mejor versión o sinergia con pocos ingredientes. La SMASH es una cerveza que realmente te invita a pensar en cómo desarrollarla, porque no hay como la adversidad para empujar la creatividad, y en este caso se representa a través de las carencias. No poseemos maltas especiales para proporcionar complejidad, cuerpo o color; tampoco el lúpulo nos permitirá usarlo en diferentes estadios, si el elegido es alguno con características limitadas.

¿Entonces qué podemos hacer? Lo primero que se me ocurre es trabajar con distintas temperaturas de macerado para conseguir un blend de azucares simples y complejos. Estos últimos para incorporar cuerpo a nuestra cerveza. La malta vienna, que por su aporte de color y por su capacidad de reemplazar una malta base, ganó la postulación.

SMASH

Luego llegó el momento de elegir un lúpulo que tenga distintas capacidades: el centennial fue el mejor referente a mi alcance. Un lúpulo que ofrece amargor, sabor y buen aroma si es usado bien y con un poco de suerte.

Por último, la selección de la levadura me llevó a usar una Nottingham quien, por sus perfiles neutros y capacidad de atenuación, gano la pulseada. Esta fue elegida para no tener presencia en la cerveza y ver qué se podía lograr con apenas dos actores principales.

¿El resultado de esta SMASH? Una cerveza agradable, sin deméritos aparentes, pero con miles de cosas por mejorar. Una cerveza sencilla, pero difícil de lograr. Claro que hay mil versiones mejores y cientos de cambios que podría resultarnos en una versión mucho mejor. En esta vuelta, lo más rico que pude sacar fue el aprendizaje y entender que este mundo de ser un cervecero casero nos brinda un sinfín de paletas para jugar y de cervezas aún por descubrir.

Por Sebastián Barragán

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