Ley de Góndolas cerveza

De acuerdo a un estudio realizado en 2016, el 60% del total de todas de las bebidas alcohólicas que se toman en Argentina, son cervezas, siendo por mucho la más consumida en nuestro país. Esto es porque la cerveza es una bebida popular, de baja graduación alcohólica y con alta “tomabilidad”. Sin embargo, en los últimos seis meses, se hizo cada vez más elitista.

La cerveza, que históricamente fue más económica que el vino en Argentina, tuvo un incremento fenomenal a punto tal de revertir la ecuación. De acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC) de enero, la cerveza en botella de litro se midió a $1626,62 mientras que su equivalente de vino “común” está a $1442,10. A mediados de 2023, un vino valía un 20% más que una cerveza.

El aumento en el precio de la cerveza tuvo una disparada en los últimos seis meses, con niveles muy por encima de los promedios de inflación. En agosto, según el INDEC, subió un 10,7%, en septiembre 13,1%, en octubre 15,5%, en noviembre 13,5%, en diciembre 38,2% y en enero un 31%. Estamos hablando de un 297% en ese período, con un precio que pasó de $547,59 a más de $1600.

En contraposición, el vino aumentó de precio un 235%, niveles igualmente altísimos respecto de la inflación promedio, pero a una velocidad menor que la otra bebida. Los principales picos de incrementos se condicen con el cambio de gobierno, la desregulación de los precios y la eliminación de los Precios Justos.

Cabe aclarar que el 97% del share del mercado cervecero en argentina está acaparado por dos grandes empresas: el 65% corresponde a Cervecería y Maltería Quilmes que es parte de la multinacional belga AB InBev y que cuenta con las marcas Quilmes, Brahma, Stella Artois, Patagonia, Corona, Andes, entre otras. El 32% restante corresponde a la chilena CCU que comercializa Imperial, Schneider, Heineken, Salta, entre otras.

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Pero Quilmes no solo juega en el sector cervecero: la empresa distribuye las aguas Eco de los Andes, Glaciar, Nestle y Awafrut, gaseosas como Pepsi, Mirinda y 7Up, energizantes e isotónicos como Red Bull y Gatorade. Es dueña además de la bodega Dante Robino y Blasfemia por lo que, en los últimos 5 años también incursionó en el mundo del vino. Es por esto que la empresa no solo interviene en el incremento en los precios de la cerveza, sino también de varias otras bebidas.

Por otro lado, estos aumentos no se condicen con las variaciones de las materias primas a nivel internacional en el último año, ni con la más reciente devaluación. De hecho, Quilmes es la única empresa que posee producción propia de los ingredientes necesarios para la elaboración de una cerveza.

Finalmente, como junto con CCU tienen el oligopolio del mercado de cerveza estos son los que muchas veces fijan el precio de sus competidores, incomodando notablemente a los cientos de cerveceros independientes que tienen que lidiar con insumos mucho más caros y menor margen de colocar precio a sus productos.

Continúan los reclamos por abuso de posición dominante

En los bares, la situación no es muy distinta que en las góndolas. Los cerveceros artesanales siguen sin poder entrar en muchos restaurantes, pizzerías, entre otros comercios, por los acuerdos que ya establecieron con las industriales. Pese a que han tenido denuncias, condenas y hasta multas por incumplimiento de las resoluciones judiciales, el abuso de posición dominante sigue estando.

Esto hizo que, ya desde hace un tiempo, las cervecerías independientes busquen otro tipo de comercios para poder vender sus productos. Ya sea porque son comercios de barrio, de cercanía, vinotecas o bottle shops boutiques, o locales gastronómicos específicos, las fábricas artesanales encuentran más facilidad de poder ofrecer latas, botellas y/o cerveza tirada.

El presidente de la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina (CCAA), Juan González Insfrán, señaló que estos acuerdos de las megaempresas con los comercios no están «firmados en un papel», sino que se tratan de arreglos comerciales, muchas veces de palabra, en donde por la exclusividad de determinada línea o marca, las industriales le garantizan al local mobiliario, chopperas, heladeras y hasta gaseosas u otras bebidas.

Además, el presidente de la CCAA señaló la dificultad que tienen los cerveceros para denunciar y probar este tipo de prácticas, ya que al comerciante económica y logísticamente le conviene porque la empresa le provee todo lo que precisa y la multinacional logra su objetivo. Con las dificultades que vive nuestro país en materia económica y de consumo, para cuando un cervecero hace la denuncia y recolecta el material probatorio, pasa muchísimo tiempo. Incluso, algunos gastronómicos han fundido antes de que las autoridades se expidan. Por eso es que, con cierta resignación, los industriales han buscado otras alternativas.

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