En un tiempo, las estaciones growler abrían por todos lados. Desde que comenzó a caer el consumo de birra, muchos cerraron pero algunos subsisten.

Con el boom de la cerveza artesanal, no sólo han abierto una cantidad considerable de bares por la Ciudad y Gran Buenos Aires, sino que los centros de recarga y estaciones de despacho cervecero han sido la novedad. Los ya clásicos botellones caoba, o growlers, que transportaban entre uno y dos litros de cerveza artesanal, fueron pensados para destaparse en un ambiente casero, sin estar sujetos a menús preestablecidos. Así como se abrieron estaciones growler de manera frenética, al poco tiempo, comenzaron a cerrar. La crisis, la caída del consumo, la moda y varios otros problemas propios de los comerciantes pusieron a los growler station al borde de la extinción.

La tentación de abrir en el barrio un centro de recarga podría resultar prometedora. Suelen instaurarse con la administración y el trabajo de una, dos o tres personas y la mayoría está entre cuatro y seis horas abierto al público por día. La inversión inicial es hasta diez veces menos que la de un bar tradicional y la cerveza artesanal en Buenos Aires ha alcanzado un público que se vuelve cada vez más sibarita y que difícilmente reincida en las cervezas industriales, sin pensarlo al menos dos veces. Sin embargo, la coyuntura socioeconómica actual ha provocado en las estaciones de recarga notables bajas en sus ingresos, y muchas se han visto en la necesidad de cerrar sus puertas. Este medio ha hablado con varias de ellas y, en su mayoría, han abierto o tenido reinauguraciones hace menos de un año.

En conversación con La Curda, una de las estaciones pioneras de La Plata, nos comentan al respecto: «Últimamente se consume menos. La cantidad de clientes es la misma pero la gente se guarda la birra para una salida y no para darse un gusto entre semana». Quienes sostienen el emprendimiento hace más de un año afirman que la ganancia recaudada de la recarga de growlers no está cubriendo las expectativas con las que se abrieron los locales. «El precio que manejamos no es acorde a los aumentos, tratamos de aguantar un poco, en dos años los costos aumentaron al 100%», replican desde Cracovia House, en Tolosa. Debido a este apriete, los centros de recarga han recurrido como salida más ventajosa a las promociones y la incorporación de comidas, minutas, tapeos, ventas de snacks.

También algunos decidieron asociarse con empresas de delivery como Rappi o Pedidos Ya, aunque reconocen que no aportan significativamente a las ventas. La Growlería, una estación de recarga que tiene nuevos dueños desde principios de este año, comentó que los clientes prefieren ir personalmente y probar lo que van a llevar. Si bien el delivery tiene sus comodidades, los clientes quieren saber qué birra van a estar llevando. Sólo aquellos que conocen el producto desde hace mucho tiempo se animan al delivery.

En tanto emprendedores, los hay quienes se dedican a tiempo completo, pero también quienes lo asumen como un ingreso extra. Esto puede ser un arma de doble filo dado que el mantenimiento de un negocio excede a las horas en las que está abierto. Ya sea si persisten desde el origen, o si se han sumado a emprender en lo que va de este primer semestre, algo es constante: la afición por la cerveza artesanal es el empuje que lleva hacia la búsqueda incesante de nuevos estilos y el reconocimiento de productos de calidad, lo cual es clave para mantener vigente el consumo de la cerveza artesanal. De todas formas, la afición a la birra no es suficiente: sin perfeccionamiento, estudio y conocimiento en el sector, se corren muchos riesgos de caer en evitables dificultades. La enorme mayoría de los socios dueños de las estaciones growler consultadas no provienen del mundo de la cerveza artesanal y, en mayor o menor medida, se han instruido de manera autodidacta y sobre la marcha.

Definitivamente uno de los puntos fuertes de cualquier comercio está en la variedad del producto y la rotación de estilos. Pero tampoco dejan de evaluarse otras variantes de envasado. Las ya conocidas botellas pet han de ser una opción muy presente, de hecho, los dueños de los negocios niegan que el plástico sea inferior al aluminio, y el enlatado es aún un campo a alcanzar, debido al alto costo que requiere su inversión. Sobre este punto, es necesario aclarar que es indispensable que el growler se llene con una canilla a contrapresión y que tenga un barrido del oxígeno con dióxido de carbono. Este tipo de tecnología es a la que debieran apuntar los locales, en principio, para garantizar la buena conservación del producto, además de un correcto estado de las tapas y los envases.

Gentileza: @la.gasolinera

Hoy en día las estaciones de recarga optan por resignar parte de sus ganancias, tratando de mantener la variedad y calidad en las cervezas, escuchando la devolución de los clientes para adaptar las birras al bolsillo de la gente. La buena atención es primordial para prevalecer. El growler station parece tener un público propio, aficionado al mundo craft, dispuesto a pagar más por una cerveza de mayor calidad frente a las industriales, pero que no quiere estar sentado en un bar. De allí, que la ubicación es fundamental. Son negocios de barrio, de un consumo estrictamente local. No hay gente que llegue de otros lugares para cargar un botellón. Son los mismos vecinos los que le dan vida a estos emprendimientos.

Locales de nicho, para un público de nicho

Gracias a una encuesta que realizó este medio a más de 240 personas, se puede hacer un análisis del público que acude a los centros de recarga. A pesar de la nueva devaluación post PASO, y de los nuevos incrementos, el mercado se sostiene a pesar de todo. Al principio se resiente y después vuelve.

Para empezar, se observa que es un público de nicho, particular, dado que uno de cada tres personas que consumen cerveza utilizan estaciones growler para consumirla. Pero eso no es todo: si se hace foco en esa porción, se ve que casi nueve de cada diez están al tanto de los lanzamientos de nuevas birras, de los estilos y de las novedades respecto del mundo craft. De ahí que se concluye que los consumidores de growler stations son verdaderos aficionados a la cerveza artesanal.

Si bien eso no suele ser un indicador de que el consumidor esté bien informado, establece una base. El 76% de los que van a las estaciones growler no se dejan llevar por las clásicas descripciones y ponen atención en los estilos que se ofrecen en cada pizarra. Algo que sólo sucede en el 41% de los casos de aquellos que no van a los centros de recarga. Estos aún se guían más por el color de la cerveza o por ciertas siglas que están instaladas en el inconsciente colectivo, sin estar muy seguro de saber qué significan efectivamente.

De acuerdo a los resultados obtenidos, la enorme mayoría de quienes van a las estaciones growler, suele experimentar el consumo de cerveza en otros formatos como latas, botellas de vidrio, plástico, etc. En contraposición, quienes no van a recargar botellones, son de tomar sus birras tiradas, particularmente, en pintas. Allí, se evidencia una clase distinta de experiencia de consumo: la birra servida en vaso viene aparejado de un contexto general diferente al que vive un consumidor de growlers.

Pero lo que es innegable es la preferencia del consumidor de birra en growlers por el mercado craft. Entre quienes tienen como costumbre llenar un botellón para llevar, la preferencia de las cervezas artesanales, por sobre las industriales, es del 87.5% de los encuestados. Aquellas personas que no son habitués de estos comercios, la preferencia de las birras artesanales es del 69%, dejando un 31% a merced de las birras industriales. Finalmente, es necesario aclarar, en este último punto, que el objetivo de la encuesta no está en medir qué tan buena, o mala, es una cerveza artesanal o industrial, sino, en qué prefiere consumir la gente.

Por Tamara Serby

1 Comentario

  1. Buen e interesante articulo, en mi opinión es lo que se viene (growlerias locales de barrio) y son la mejor opcion (envases retornables) para no contribuir a contaminar (muchas botellas pequeñas terminan botadas en vertederos o en cualquier lugar). saludos de Chile!

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