Bares medievales

Uno de los lugares con los que más asociamos a la cerveza es con la taberna. Esos lugares de origen milenario, nacieron en Roma y eran visitados por viajeros que los utilizaban para descansar, tomar algo, comer y seguir camino. En la Ciudad de Buenos Aires, miles de años después, existen bares que recrean tan bien este ambiente, que pueden ser parte de una historia escrita por J.R.R. Tolkien o remontar a un relato medieval centroeuropeo.

Ubicado en Cañitas, sobre Báez entre Arévalo y la avenida Chenaut, se encuentra Van Koning, un bar holandés fundado en 1999 cuando la zona recién empezaba a popularizarse. “Mi tío, quería salir del clásico ‘London pub’”, comentó Dante, actual dueño del lugar y explicó que, por eso, “además de tener una carta cervecera muy importante, tenemos una temática que atrapa y el contacto cultural, que es muy fuerte y que hace que seamos como una embajada holandesa en Palermo”.

Valhalla es otro lugar que está ubicado sobre Bolívar entre Independencia y Estados Unidos, en el barrio de San Telmo. Es un bar de temática vikinga que sirve platos y bebidas nórdicas tradicionales. “Para nosotros la temática no se acaba en el decorado. Debe estar también en las bebidas, la comida, en todo”, comentó Matías, uno de los socios que fundaron el bar en marzo de este año. “La idea era generar un experiencia única”, dijo mientras que agregaba que, al principio, los platos nórdicos no pegaban con el público pero que un cambio en la carta consiguió transformarlos en los más pedidos. “Ahora la gente se anima a probar cosas nuevas”, cerró Matías.

Tolkien llegó a Boedo: The Prancing Pony, se encuentra en Carlos Calvo, entre Colombres y Castro Barros. Su nombre es el mismo que el de la taberna en la que descansa La Comunidad del Anillo, en el libro homónimo. Su decorado está lleno de escudos británicos y vikingos. También tiene estatuillas y armas de diversas ficciones medievales. Según “Ragnar”, el apodo de Ivan, uno de los dueños del lugar, el menú es tradicional porque “al elegir tener una imagen de medieval fantasía, podés ser más libre a la hora de definir los detalles”.

En medio del boom de las cervezas artesanales en la ciudad, la originalidad a la hora de ponerse un bar puede hacer la diferencia entre un buen y un mal negocio. El público se muestra atraído por los lugares temáticos, y en este caso puntual, los medievales, en pos de ver y consumir algo distinto. Alternativas que, sin duda, hay que tener en cuenta a la hora de elegir.

Por Tomás Grego y Sebastián Testino

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